Siguiendo con la precuela a la infidelidad de Don Juan Galo, aqui dejo dos cartas que recibió el general para producir un hecho, que de no haber ocurrido, la historia del país, habría sido distinta:

Mi querido general:
“La prisión del señor Dorrego, es una circunstancia desagradable, lo reconozco; ella lo pone a usted en un conflicto difícil.
Cualquiera sea el partido que usted tome, lo deja en una posición delicada; no quiero ocultárselo. La disimulación a más de ser injuriosa, sería perfectamente inútil al objeto que me propongo. Hablo de la fusilación de Dorrego: hemos estado de acuerdo en ella, antes de ahora. Ha llegado el momento de ejecutarla, y usted que va a hacerse responsable de la sangre de un hombre, puede sin inconsecuencia, variar un acuerdo que le impone obligaciones, que a nadie debe usted ceder la facultad de pensar y distinguir.
Dejando a usted en toda la integridad de su libre albedrío, mi pretensión en esta crisis, se reduce a exigir que preste un maduro examen a la posición que ocupa: que la mida en toda su extensión; por el lado en que las esperanzas más bien fundadas se presentan, como son los pronósticos seguros de una prosperidad halagüeña, y por el lado en que la inconstancia de la suerte y la veleidad de los hombres y de los partidos, presentan, al que corre la carrera pública, el aspecto odioso de lo que se llama las vicisitudes de la fortuna. Hecho el prolijo examen, estoy seguro que sin otro consejero que su genio, no fluctuará mucho tiempo sin decidirse por los deberes que ella le impone, según mi modo de ver. Salvador María del Carril”.

Jorge Murillo
Fuente: 1972. Haydée Gorostegui de Torres y Ricardo R. Figueira en, “El fusilamiento de Dorrego. Varela y Del Carril: Cartas que después de leídas, se rompen”. Cuaderno nº 1

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“Señor don Juan Lavalle

“Mi general: Como usted ya sabe, Dorrego ha caído preso: el ministro Díaz Vélez y Brown analizan si lo harán venir, o no, a Buenos Aires. Usted sabe, yo y mil otros estamos comprometidos en un asunto de que va la suerte del país; en un movimiento que importará mucho o nada, según se manejen los resultados.

Después de la sangre que se ha derramado en Navarro, el proceso ya está formado: ésta es la opinión de todos sus amigos: esto decidirá la revolución; sobre todo, si no andamos a medias... En fin, usted piense que 200 y más muertos y 500 heridos le deben hacer entender cuál es su deber.

Se ha resuelto en este momento que el coronel Dorrego le sea remitido a su cuartel. Estará allí mañana o pasado: este pueblo espera todo de usted, y usted debe darle todo.

Cartas como éstas se rompen, y en circunstancias como las presentes, se dispensan estas confianzas a los que usted sabe que no lo engañan, como su atento amigo y servidor. Juan Cruz Varela”.

P.D. Del Carril dirá a usted lo que “Dorrego ha escrito al ministro Díaz Vélez”.

Fuente: 1972. Haydée Gorostegui de Torres y Ricardo R. Figueira en, “El fusilamiento de Dorrego. Varela y Del Carril: Cartas que después de leídas, se rompen”. Cuaderno nº 1. Colección “Documentos de Polémica. Páginas 1,5,19,24,25,26,28. Centro Editor de América Latina.

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Estas dos cartas, son un lindo ejemplo del comportamiento de la mayoria de los politicos de todos los tiempos. Buscan a alguien que les resuelva sus problemas, para despues negar todo o desentenderse totalmente del asunto.
Tanto Del Carril como Valera, son considerados dos apostoles republicanos....jeje..yo les pondria otros adjetivos....y uno peor que otro, porque Del Carril al menos firmo las cartas, pero Varela fue mucho mas allá y ni siquiera firmo la misma, pero fue justamente Lavalle el que las guardo y se las remitió a su esposa.