La rueda gira, y gira y gira, devora metro a metro, toneladas de asfalto....pasan raudos, veloces, zigzagueantes, jugando inconscientemente su vida en cada quiebre, en cada aceleración, en cada frenada.
Nadie los ve y todos los ven, a veces se juntan cual antiguo regimiento de caballería, otras van solos esquivando obstáculos que al igual que ellos se mueven
Todos, desde del corcel mas portentoso al jamelgo mas modesto los une algo en común.
La libertad, la libertad del viento, ese viento que por legislaciones de momento tenga que estar encerrado dentro de un cofre de plástico y acero.
No importa esa sensación casi sensual de mover la maquina con la cadera, de acelerar al máximo en 5 metros, no tiene igual.
No importa el tiempo, con lluvia, calor, frió o niebla, ellos siguen y siguen,,,,a veces pero no siempre algunos caen en el camino, un calculo mal hecho, una luz que se ignoro o un idiota, que se cree el dueño del mundo en justamente su mundo de 4 ruedas termina con el noble caballero del caballo metálico.
No importa, nadie sabe el como y el porque, siempre hay otros dispuestos a tomar su lugar.
Siguen y siguen, algunos los veteranos, otros los audaces, rompen con las reglas del devenir citadino, y se largan a la rutas.
La 40 es el meta, es el máximo logro para un motoquero local, algunos lo han hecho, otros solo sueñan, los mas los miran como locos.
Sin embargo cuando uno a bebido la libertad de viento, no importan los inconvenientes ni la edad....es una leyenda, pero la abuela de los motoqueros Nelida Iglesias con sus 80 años sigue firme recorriendo los caminos.
Ahí, están envueltos en camperas, buzos, cascos y borceguíes, van y vienen, viene y van unas veces con dineros, otras con simples cartas, las mas llevando noticias y esperanzas cual modernos mensajeros, dignos discípulos de Apolo.
Soy uno de ellos, lo fui desde siempre, de aquella lejana vez que subí a una puma 50 como acompañante, o cuando por causalidades del destino me subí a una BMW 650,o como ahora con mi fiel Jawa recorro metro a metro, las calles de Buenos Aires, a veces solo, a veces acompañado por la diosa, que a pesar de casco suelta su cabello al viento, que en forma sensual aprisiona mi excedente abdominal, producto de los años, que por mas gimnasia y bicicleta no se puede disimular.
Si, soy motoquero...o mejor soy un motociclista, amante del viento y de la libertad, libre para andar por los senderos de mi patria, libre para poder elegir por donde andar
Libre para gritar la palabra mas sagrada....LIBERTAD


El Gato Silu

PD: No estoy seguro si a esta altura Nelida Iglesias, estará en este plano terrenal, pero si ya no es así, la imagino esquivando nubes en el cielo.