Hace un tiempo atrás, Silu posteó el desenlace de una historia de amor, que pudo concretarse por la casualidad del encuentro de una billetera, donde había una carta de despedida.
En otro momento, por un posteo de Ge sobre los Angeles me puse a buscar libros que hacía tiempo no se movían de mis bibliotecas y me encontré con determinados papelitos que me hablaban de otros tiempos, de historias pasadas y que yo no recordaba que estuvieran entre sus páginas.
Encontré una vieja fotografía mía, sentada con una compañera y amiga en el piso de mi cabaña, junto a la chimenea, en Bariloche, lugar en que habité durante varios años.
Mientras miraba la fotografía intentaba recordar el nombre de esa amiga, que cuando me radiqué en Buenos Aires supe que estaba luchando contra un cáncer de útero, que era de La Pampa, pero yo no tenía su dirección ni noticias de ella. Al mirar su rostro, enseguida pareció que ella levantaba la mirada y me decía: "Analía"... Me prometí comunicarme con algún enlace que aún me queda en esa localidad sureña y preguntar por ella.
Encontré nombres de libros anotados, esos libros que aparecen como indicados como muy buenos y que jamás recuerdo dónde los anoté; me prometí registrarlos en una libreta para cuando mi hija me pregunte qué libro desee que me compre, en fechas como el día de la madre.
Encontré frases que otros escriben y siempre tengo la constancia de anotar el autor, como por ejemplo ésta: " Por lo menos voy a tratar de ser yo. Uno es también un montón de peleas entre lo que es, lo que quiere ser y lo que quieren los demás" Jorge Lanata.
¿Por qué me tomé el trabajo de anotarla? Vaya a saber!
En otro libro encontré una extensa carta de Jorge, donde hablaba de nuestro amor incipiente, de sus expectativas, etc. O sea del tiempo del caño!
Pero en un gran sobre de un Banco, de la cual no tengo cuenta, encuentro otro escrito que no tiene fecha, y al reverso dice con mi letra:
"Dicen que el amor era distinto entonces.
La gente no andaba hablando de ello, ni siquiera pensaban los diferentes matices y sonidos que podían tener las palabras te amo susurradas al oído.
Se querían mucho sus padres? No lo sé pero quizás el amor estuviera en cada cucharada de cocoa al preparar la leche de la tarde.
Quizás el amor era una cosa sencilla, cierta, que no necesitaba análisis alguno. Tan cierto, como apagar la luz. Es necesario discutir sobre si la habitación quedaría o no a oscuras?" Faltando mucho espacio para colocar el autor, todo finaliza allí, sin indicar irrespetuosamente al autor. Jorge, que lee mucho lo que escribo, dice que ese texto decidamente es mío! No sé, si alguien que me lee cree reconocer al autor, me lo dice por favor, justo sería un homenaje a quién lo escribió y que vaya a saber por qué extraña razón no lo cité.
Hay una enormidad de cosas encontradas, frases escritas en el tren que luego se constituyeron en un cuento, palabras y dichos de otros autores, un boleto de ida y vuelta de tren, un recibo de sueldo que se escapó de su carpeta puesto que no está archivado donde corresponde. Frases sin concluír que me hacen pensar en que quizás el tren ya hubiera llegado a destino y por eso permanecieron inconclusas...
No sigo buscando, sé que quizás en cada libro que duerme en un estante habrá un enigma, un relato de un tiempo que ya fue, no lo sé, no me interesa descubrirlo hoy, dejo que duerman en paz...
Buen fin de semana para todos, aunque seguramente, andaré por aquí!