Sentado en el jardín, en una tarde de otoño, que si no fuera por las hojas amarillentas que caen de los árboles, uno diría que es primavera, me quede mirando el deambular de las pocas personas que pasaban por el barrio.
Entre estos me llamo la atención, un personaje histórico, su incidencia en la vida cotidiana de ayer y de hoy, ayer cuando era mensajero de buenas y malas noticias, de promesas, reclamos o simplemente conversaciones hechas en papel, donde la respuesta podía tardar, días, meses, años o simplemente no haber respuesta
Hoy este señor tiene una única misión entregar facturas, vencimientos, propaganda y de vez en cuando alguna carta de alguien que no se asocia a la tecnología moderna., y que no vive encadenado a un celular, o su antecesoras las venditas PC, cada vez mas chiquitas y portátiles.
Claro estos chiches electrónicos nos han cambiado la vida y la forma de comunicarnos, interactuamos con un montón de extraños de diversas latitudes, con el tiempo se los llega mas o menos a conocer, y se convierten en amistades virtuales, lentamente empiezan a cruzar por marañas de cables, ondas o impulsos electromagnéticos informaciones en uno u otro sentido, en infidencias y en confidencias, en carcajadas y enojos, en agresiones y disculpas, pero claro, así como antes las cartas se quemaban o se rompían, hoy se toca la tecla “esc” o su alter ego “Supr” o “delete”, y el intercambio virtual se redujo a nada..

Como en la base de todo esto esta la mágica palabra “red”, que es la que posibilita, un flujo de información impensada, hace 20 años, y la curiosidad o las amistades reales que también fueron atacadas por el virus informático, hace que un tenga un torrente de información de todo tipo y color, muchas veces llegan datos muy interesantes y es justamente esos datos los que posibilitan que entre cientos de personajes aparezcan algunos realmente excepcionales, dignos de una maestría singular, que es justamente los que los hace diferentes, personas que ocupan su tiempo, en transmitir valores, experiencia, conocimientos y que alguno encontrara de utilidad.

Letras onomatopeyicas, nombres propios nacidos de marzo, vientos regionales, personajes de Alejandro Dumas, películas de ciencia ficción, discípulos de la serpiente y la copa, forman parte de esa Pléyades de personas maravillosas, de las cuales siempre queda un grato recuerdo.