Luego de varios días de no detenerme demasiado en los temas del foro,entrando tan solo para votar y leer por "arriba", hoy tengo un poco más de tiempo, luego de pasarme 3 horas en la clínica para que me atendiera el neumonólogo.

La semana pasada me vio el genial japonés que me aligeró mi infección del músculo psoas y el cual me habilitó para usar pileta sin restricciones. No es que pueda largarme de un trampolín ni tampoco hacer las genialidades de una experta nadadora pero PUEDO!!! Tampoco es que pueda competir con Sir Gatópulus, pero sí nadar "un poquito" en mi viejo estilo pecho.

Y si bien me mandé una cagadilla subiéndome a una silla para buscar cosas en la alacena, lo que me costó más dolores, por fin, y curada en salud, ya estoy menos andariega disfrutando de no tener dolores tan feos!(Sí y también me ligué unos estudios que da bronca tenerlos que hacer).

Un verdadero placer detenerme en todos los temas del foro, tener un poquito menos de miedo, dejar de sentir un tremendo asco apenas trasciendo las escaleras de la clínica, en fin, ya ésto me tenía recontrafrita!

Nadie está libre de la vejez ni de la enfermedad.

Pero hoy al ver a un ancianito solo y muy encorvado, medio sordo, que no entendía lo que le decía la secretaria y que se largó un rosario de la gran siete porque lo mandaban hacer un pago a la planta baja, me dio una pena terrible! Una jovencita se avino a realizar el pago por él, ya que debía hacerlo también por ella. Ni gracias, le dio don Grúñón...

Me puse a mirar los plátanos que llegan hasta el primer piso, me llené los ojos de verde, "acomodé" la respiración y envié un pensamiento de amor a todos los enfermos y ancianos . Me llené de energía positiva porque en ése piso también aguardan las embarazadas a su obstetra, habían panzonas, muchas, casi todas a punto de parir... Nuevas vidas, niños del nuevo siglo, pero sobre todo rodeados de amor. Los padres cargaban los bolsos, iban a retirar monitoreos... El viejito solo, no encontraba la puerta del consultorio médico, en el pasillo se mandó otro rosario, y el médico solícito lo hizo pasar porque lo debe haber oído. Luego, (le dieron urgente despacho, jajaja!) volvió a gritar: "¿ Me pueden decir si estoy en el primer piso?"

Hoy, uno de los ascensores no andaban, el viejito se fue puteando porque el otro, el de puertas metálicas y modernas, para tomarlo hay que caminar como una cuadra!

Ahora en casa y al divino botón, también le mando energía a don gruñón para que su vida se aliviane, por favor...

Un abrazo para todos, enormeeeeeeeeeeeeee!