No me cabe ninguna duda que estos nuevos "escribidores" de la historia, lo harán acomodando todo, tal el deseo de la reina... Ni siquiera historia nos están dejando estos sátrapas!

Qué mas se puede agregar? Da pena, como se desvirtuan las cosas, la trascendencia de ciertas vidas y hechos...
Así, yo decreto para mì, la manera en que escribirè y describirè, a la actual presidenta de los argentinos: ...la cristina...

Ya que me gusta la historia y soy autodidacta, y mas de una vez lo encontré patinando en el aire a Felipe Pigna, digno discípulo de Historiador Oficial, sin importar el signo como Pacho O¨donell, voy a dar mi versión tomada de muchos y variados libros de historia, literatura y artes plásticas mas un interpretación libre de un geminiano que sabe mas o menos como procede otro geminiano.
Aunque no me guste darle la razon a estos reescribidores de la historia, algo de verdad estan diciendo, ya que el auge de lo militar empieza a partir de la revolucion del 30, llegando a su climax cuando el destino quiso que un coronel devenido en general, llegara a la presidencia de la nacion. hasta ese momento la figura de Belgrano era eminentemente civica . dice el legendario Alfredo Groso en su obra "Curso de Historia Nacional Dr. Manuel Belgrano.- Nacio en Buenos Aires el 3 de Junio de 1770.Curso estudios en el Colegio de San Carlos y a los 17 años de edad se fue a España, ingresando en la Universidad de Salamanca. A su regreso ocupo el cargo de Secretario del Consulado. Formo parte de la Sociedad de los Siete y despues de la Junta de Gobierno. Sirvió a su país sin interrupción hasta su muerte. Fue un gran patriota y un ejemplo de virtudes cívicas digno de ser imitado. Murio en Buenos Aires el 20 de junio de 1820 (op. cit 197)
Como leeran, no se puede decir que este libro fuera una dechado de investigacion, sin embargo con el se educaron varias generaciones de argentinos.

Pero volvamos a mi version, Belgrano no ningun advenedizo, de hecho era uno de los intelectuales de su epoca que contaba con una dispensa papal, lo que le permitio leer los libros prohibidos, entre ellos el contrato social, y tambien debe haber sabido de libros militares de la epoca o anteriores, tal es asi que ostentaba el grado de Capitan de Milicias, ya desde la epoca de las invasiones inglesas.

Con el tema de la escarapela, que algunos historiadores afirman que no fue obra de el , sin de French, y que tampoco era celestes y blancas sino rojas, aquí voy a dar mi interpretación, cuando se crea la junta, se utiliza la mascara de Fernando, el rey perdido, que mejor forma de diferenciarse que usando los colores reales, los mismos que luce hoy en día Juan Carlos 1 de España, pero para el que guste ver, vea en las pinturas de Goya, el retrato de Carlos 3, o la familia del mismo.

En 1812, ya la mascara había caído, en la mente del general y de otros, estaba la peregrina idea de si no se podía coronar a la princesa Carlota, había que hacerlo con un descendiente del INCA, del IMPERIO DEL SOL, con lo cual si juntamos ambas conjeturas nos sale nuestra bandera, que por añadidura en forma totalmente encubierta es la mejor representación de dos dinastías.....la Borbonica, rama española y la Incaica, curioso y terriblemente preocupante para aquellos que sabemos algo de simbologia y los destinos y desatinos de nuestro país.

Claro esto que para mi curioso intelecto es evidente, no lo fue para la mayoría, pero por las dudas, y empezando por nuestro primer gran historiador como Bartolome Mitre, se tejió toda es fabula, del color de cielo, de las nubes, etc, etc, etc., con el fin de crear una identidad a un pueblo que desterraba a los hijos de la tierra y daba todo al extranjero, solo que no contaron que los hijos de esos extranjeros, empezaron a arraigarse y a cuestionar todo el andamiaje propuesto. ¿ terminara alguna vez?

Ah, bueno! No me sorprende mucho que don Luis hiciera algunas aclaraciones . Con algunas estoy totalmente de acuerdo, por ejemplo, no se sabe con exactitud de qué color eran las cintas de colores que portaran French y Berutti, pero la balanza se inclina a que no fueron precisamente celestes y blancas! Pese a lo que afirman sus descendientes, sin duda alguna fueron del color de la corona borbónica, rojas y blancas.

Pero estamos hablando de 1810 y aún faltaban dos años para que Belgrano enarbolara una bandera supuestamente nacional, a orillas del Paraná en 1812. Probablemente fuese un trapo desgastado y sucio, donde reinara un gran sol, que sin duda alguna fuese inspirado en el sol de la patria y eso "del color del cielo y las nubes" son los cuentos chinos que inventaban los libros y seguían fomentando los docentes para transmitir un poco de fervor patriótico a los niños.

Nuestra verdadera razón como país creo que se inscribe recién en 1816, sin duda alguna.

Lo que más me rebela es ésto de sacarle el título de General, al Doctor Manuel Belgrano. Es cierto, su fuerte no fueron las armas, encima poco ayudado por su voz aflautada dando órdenes militares y las burlas de sus soldados fueron las que puso de los pelos al Gral. San Martín, quién sí dijo que quién se burlara de él serían pasados por las armas. Lo que me llena de furia es que en este preciso momento de la historia se le quiera sacar cualquier cargo militar, puesto que los tuvo y cumplió con valentía y honor las órdenes que de los gobiernos emanaban.

Sin duda fue un gran pensador, ilustrado, confundido por la época y sintiendo que España quedaba demasiado lejos y que ya se conformaba una Nación que debía ser independiente, no en vano había nacido en estas tierras al igual que San Martín, que no necesitamos una comisión de revisión histórica para saber y entender de que el último era mestizo.Lo que no le resta un ápice a su valentía y toma de decisiones.

No es casual que las banderas de Uruguay, tengan colores similares (si bien Uruguay aún pertenecía al Virreinato del Río de la Plata cuando Belgrano dirigía ejércitos).Lo mismo sucede con Nicaragua, Salvador, Guatemala... inspirados quizás en alejarse del dominio español, no así Chile. Sacarle a Belgrano el título de General, no le resta ni le suma, fue un hombre de la política, ilustrado, pensante de ésa época, absolutamente honesto, cosa que no pueden demostrar ni muchos "Generales" de nuestros ejércitos posteriores ni Abogados que enarbolan títulos sin tenerlos como es el caso de quién nos preside.

Recién en la década pasada se empezó a construír una de las dos escuelas, que solicitó se construyeran con los $40.000 fuertes, que le adeudaba el estado en el momento de su muerte e indicó los lugares, en provincias del norte.

Hablar de la pobreza extrema en que murió huelga, lo mismo que le pagara con un reloj de oro al médico que lo atendió hasta último momento, el cual fuera robado del museo en plena etapa de democracia donde esas cosas requieren de una seguridad impresionante.

No importa de qué color pensara nuestra bandera Belgrano, imagino que la armó con las escasas vituallas que tenía el ejército en ése momento, era tan solo un trapo que indicara la presencia a soldados enemigos, al cual debía seguir la tropa. No puedo estar en su corazón para comprender sus aciertos, sus dudas, sus ideas... Me basta con saber que en su corazón no anidó jamás la maldita CORRUPCIÓN que hoy destroza al país... Simplemente pienso que los gobiernos van y vienen, que restarle el título de General, por caprichosos designios, lo hacen más importante aún en mi propio sentir.

Espero que a todas las calles, avenidas y pueblos que llevan su nombre NO los quiten y pongan el nombre de otro que lo único que hizo fue robarle a la Patria.

Muy bueno tu aporte Luis, como siempre, me hacés dudar y reflexionar. Como siempre, un placer leerte.

P/D: Hora de fritar las empanadas!

Belgrano, como al resto de los mortales, tuvo que vivenciar "la historia" en carne viva... No es lo mismo "vivir" una època, (con todo lo que eso implica), que "escucharla", narrada por historiadores, mas allà de sus ideologìas y tendencias, cien años despues...
Rescato y mucho, tal como dice Cris, que el tipo no era un corrupto... y con eso, escribiò sus acciones, en el marco de la honestidad y el desinterès, mas allà de aciertos y errores, de confusiones y presiones...
Como dice Luis, puede que esos dos pilares, formaran parte de los tres necesarios en toda logia. Y que tuvieran un objetivo "extra" y encubierto para la nueva patria. . Si su ideologia fuè masònica o no... queda en la duda, pero se puede deducir, que Belgrano, no lo hizo para llenarse los bolsillos con ello.
El punto, mas allà de eso, es como alguien como la cristina, se atreve a "degradar de rango", a alguien que hizo mucho mas por la patria, de lo que ella misma està haciendo en estos momentos y sin portar el tìtulo que porta..
Coronel, general, soldado raso, mèdico o peòn... el tìtulo no importò para acciones realmente patriòticas, desinteresadas, al menos a nivel personal.
En aquellos tiempos, internet no existìa... y la cultura, bueno, pertenecìa a pocos. Hoy, està la tecnologìa pero claro, tambien està con ello, la capacidad de la distorsiòn y manipulaciòn de la informaciòn y el conocimiento...
¿Còmo serà el registro històrico de estos dìas y cual la lectura de quienes lo hagan en cien años?
Dejo este link, que contiene algunos datos mas al respecto:
http://www.friki.net/informes/17577-superpost-banderas-argentinas.html
Agradezco a ambos, todo lo que comparten... UN PLACER!! :heart

Un amor de Belgrano ¿Cómo contarlo al pobre Belgrano? ¿Con qué colores pintarle diez años de guerra y de infortunio? ¿Qué instante de su vida elegir para evocarlo mejor? Pongamos primero los de las efemérides escolares: los jubilosos de Tucumán y Salta; los nefastos de Vilcapugio y Ayohuma; los del rebelde que levanta ...una bandera propia para acelerar la marcha de la Historia. Pero sobre todo los del amante otoñal y olvidado que guerrea en el norte a la espera de que San Martín caiga sobre el Perú. En 1818 ya han muerto los sueños de revolución y la guerra civil entre porteños y provincianos ha desatado odios que van a prolongarse hasta hoy. Belgrano, que en Tucumán cuida la retaguardia de los guerrilleros de Güemes, impone una disciplina espartana: se acaban los bailes, las mujeres y la baraja. San Martín y Paz se asombran y lamentan la dureza de ese civil al que las circunstancias han hecho militar. Por las noches recorre las calles con una ordenanza e irrumpe disfrazado en los cuarteles para sorprender a los oficiales desobedientes. Es de acero ese jacobino católico al que llaman despectivamente Bomberito de la Patria. En pocos meses funda varias escuelas, una academia de matemáticas, una imprenta y manda sembrar huertos para pelear contra el hambre que le mata los caballos y debilita a la tropa. Curioso personaje este nieto de venecianos del que San Martín escribe: "Es el más metódico que conozco en nuestra América, lleno de integridad y valor natural; no tendrá los conocimientos de un Moreau o Bonaparte en punto a la milicia, pero créame usted que es el mejor que tenemos en América del Sur". ¿Cómo es? "De regular estatura, pelo rubio, cara y nariz fina, con una fístula casi imperceptible bajo un ojo; no usa bigote y lleva la patilla corta. Más parece alemán que porteño." En Buenos Aires ha tenido amores tumultuosos de los que le ha nacido un hijo clandestino que Juan Manuel de Rosas cría y ampara bajo el nombre de Domingo Belgrano y Rosas. Otra descripción de primera mano, dice: "Es un hombre de talento cultivado, de maneras finas y elegante, que gustaba mucho del tratar con las señoras". ¿Por qué se sacrifica? Por la libertad y la justicia. Esos valores que le han faltado durante los primeros cuarenta años de su vida serán la obsesión de los diez últimos. Y al final, derrumbado por la cirrosis y la hidropesía, trata de comprender por qué lo abandonará "¿Ha creído usted acaso que yo pueda dudar de la legitimidad de los gastos que se hagan en ese ejército? —le escribe Pueyrredón—. No sea tonto, compañero mío y crea que así como usted me llora porque lo auxilie con dinero, yo lloro del mismo modo porque veo las dificultades. Usted siente las necesidades de ese ejército y yo con ellas siento las del de los Andes, las del Este, las de los Enviados Exteriores y las de todos los pueblos." Entonces, Belgrano se dirige a Saavedra: "Digan lo que quieran los hombres sentados en sofás o sillas muy bonitas, que disfrutan de comodidades mientras los pobres diablos andamos en trabajos; a merced de los humos de la mesa cortan, tallan y destruyen a los enemigos con la misma facilidad con que empinan una copa". Es que su ejército de liberación no tiene donde caerse muerto: "Ni tiempo, ni suelas, ni cosa alguna tenemos: todas son miserias; todo es pobreza, así amigo que yo me entiendo", le escribe a Martín Güemes que le pide auxilio. Poco después, a Pueyrredón: "Todas son miserias en este ejército. No dinero, no vestuario, no tabaco, no yerba, no sal, en una palabra: nada que pueda aliviar a esos hermanos de armas sus trabajos ni compensar sus privaciones". Y enseguida: "La deserción está entablada como un consiguiente al estado de miseria, desnudez y hambre que padecen estos pobres compañeros de armas". Es un Belgrano achacoso, de chaqueta zurcida y botas remendadas el que se reencuentra de pronto con la niña Dolores Helguera. Ella es hija de una intocable familia tucumana y el general la ha conocido en los jubilosos días de victoria, cuando era una pecosa de trece años. Ninguno de los dos ha olvidado los primeros amores de 1813 a los que la familia de la muchacha puso fin casándola con un tal Rivas, de la aristocracia local. Por entonces, Belgrano aparecía a los ojos de los tucumanos como un plebeyo metido a revolucionario. Ya antes, en Buenos Aires, había desatado escándalos por sus entreveros con polleras honorables. Pero a los cuarenta y nueve años, destrozado por los combates y los sinsabores, se tropieza de nuevo con la adolescente que lo amó de viejo. En una de sus rondas la ve pasar, pero es tan poco lo que queda de aquel general victorioso, que no se anima a correr a su encuentro. Lo que sigue es un mal folletín: Belgrano se entera de que ella vive en Londres, provincia de Catamarca, y manda a un hombre de confianza a que averigüe si ella todavía lo quiere. El chasque corre, pregunta, finge (sin saber que dice la verdad) estar al servicio de un general moribundo. Dolores Helguera se enternece y corre a verlo. El tal Rivas, que en el folletín hace de marido, está en Bolivia y como es un tipo prudente no se acerca a Tucumán. El cura Jacinto Carrasco, que escribe la primera noticia, le inventa una separación para no manchar la memoria del amante perfecto. Cuando Dolores queda embarazada, Belgrano mueve cielo y tierra para ubicar a Rivas y protegerlo de las razones de Estado que ponen su vida en peligro. Carta a Pueyrredón: "Repugna a mis principios arrebatar las propiedades y jamás entraré en semejante idea, por consiguiente nos veremos expuestos a no tener qué dar de comer al ejército (...) La desnudez no tiene límites: hay hombres que llevan sus fornituras sobre sus carnes y para gloria de la Nación hemos visto desnudarse de un triste poncho a algunos que los cubría para, resguardar sus armas del agua". Se acorta el tiempo para - Belgrano, pero todavía le quedan algunos disgustos por y sufrir. En 1819 la Revolución ya es una parodia y todo se le escapa de las manos: la mujer que le niegan y el ejército que se le subleva. "De resultas de la Revolución se vio abandonado de todos; nadie lo visitaba, todos se retraían de hacerlo", cuenta su amigo Celedonio Balbín. El gobierno lo manda a Santa Fe y el 4 de mayo de 1819, nace la hija, Manuela Mónica. En agosto, Belgrano se siente morir y vuelve a Tucumán para reconocerla como suya. Llega en camilla, echando espuma por la boca y agarrotado por los calambres. Temeroso de nuevas calamidades, un capitán de nombre Abraham González subleva a la tropa, insulta y maltrata al propio general. Es el fin: con la plata que le presta Balbín, emprende el último viaje. Lo acompañan su médico, un capellán y el padre de Dolores: "Cuando llegaban a una posta lo bajaban cargado y loconducían a la cama". Es tal el odio que los provincianos alzados en armas profesan a los porteños, que el viaje es una odisea. Cuenta Balbín: "Al llegar al campo de Cepeda, a pocos meses de la batalla, en el patio de la posta donde pasé me encontré con dieciocho a veintidós cadáveres en esqueletos tirados al pie de un árbol pues los muchos cerdos y millones de ratones que había en la casa se habían mantenido y mantenían aún con los restos. Al ver yo aquel espectáculo tan horroroso fui al cuarto del maestro de posta al que encontré en cama con una enfermedad de asma que lo ahogaba. Le pedí mandase a sus peones que hicieran una zanja y enterrasen aquellos restos, quitando de la vista jaquel horrible cuadro y me contesta no haré tal cosa, me recreo con verlos pues son porteños. A una contestación tan convincente no tuve qué replicar y me retiré al momento con el corazón oprimido". El 20 de junio de 1820, mientras los caudillos del interior entran en Buenos Aires, el hombre fuerte de la revolución se muere olvidado, lejos de sus amores prohibidos.
Osvaldo Soriano
*** Simplemente con este escrito rescatar todo lo humano que hay en un ser , que sirvió a la Patria***

Perdón, olvidé darle las gracias a Ge por el link publicado, vale la pena visitarlo. Simplemente me enredé en rescatar que los próceres, primero son seres humanos y luego defienden sus valores, aún sin ser soldado!

Un beso para todos y buen finde . Seguramente más tarde y mañana andaré por aquí!

GRACIAS, CRIS, POR COMPARTIR ESTE MAGNÌFICO PEDACITO DE LA HISTORIA, TAN HUMANO, TAN "VISUAL", QUE SIN DUDA, NOS RECUERDA QUE LOS LOGROS O LOS SINSABORES HUMANOS, TRASCIENDEN EL TIEMPO Y LOS "RÒTULOS" . Uno se olvida casi siempre que tanto cientìficos, hèroes, pròceres, personajes anònimos o famosos, que han sido reconocidos por algùn hecho que ha marcado un hito en la Historia, (o no... lo han dejado en la historia de muchos, sin que trascienda de manera directa a la otra...), han tenido una vida como la de todos, llenas de amores, dudas, actos nobles o indignos, pensamientos atinados, acciones sin sentido o simplemente, humanas, como la tristeza, la alegrìa, el olvido, la tonterìa, el distraìmiento, la culpa, etc, etc...
Personas de carne, sangre y hueso, antes que cualquier otra cosa...