Ñanculahuen: Hierba de alta montaña, muy buscada por los aborígenes por considerarla un excelente remedio para curar las heridas cortantes; febrígura y refrescante.
Etimología: ñancu, el ave conocida como aguilucho blanco; lahuen, remedio
Félix San Martín, refiere la siguiente leyenda, acerca de esta planta.
Hace ya muchos años atrás un famoso cacique regresó a sus toldos de una lejana correría gravemente herido. Fueron inútiles todos los recursos de los machis para curarlo. El guerrero moría entre la desesperación de su pueblo que con él perdía el más fuerte de sus caudillos. Agotados ya los medios, una de las mujeres, la menos amada pero la más amante, pidió que la dejasen asistir a su señor. Conseguida la autorización, una noche desapareció misteriosamente de la toldería, en la que de la misma manera reapareció a los tres días.
Traía las raíces de una planta desconocida, con cuyo cocimiento lavó las heridas del cacique, quién rápidamente mejoró. Pero la mujer quedó muda y paralítica. Nada pudo informar a los machis acerca del origen de la milagrosa hierba. Mas su semblante resplandecía de felicidad cuando veía cernirse en los aires al ñancu. El brazo de la tullida se alzaba trémulo, señalando al ave tutelar de la raza, para luego indicar, en un gesto de supremo esfuerzo, las cumbres inaccecibles que cerraban el lejano horizonte. Un famoso adivino llegó por fin a descifrar el misterio.
La amante despreciada había trepado al picacho altísimo guardado por el ñancu y arrancó de entre las breñas el remedio único. El ave guardián castigando su audacia, le quitó la palabra y acción. Ella en cambio dio a la tribu la hierba milagrosa que crece en los sitios que sólo las águilas visitan.
Texto tomado de "Neuquén" de Ernesto Vuletín.

Félix San Martín, fue un pionero y maestro de Neuquén habiendo arribado a esas tierras en 1907
No se adjuntan fotografías por tener una seria enemistad con doña rana, cargadora de imágenes.